El oro o el agua: ¿qué vale más?
Por: JORGE EDUARDO COCK L. | 9:56 p.m. | 13 de Agosto del 2011
De continuar la fiebre del oro, nos dejará empobrecidos, con menos tierras agrícolas, menos bosques y en cambio más desiertos, menos aguas y muy contaminadas.
Sobre minería y medio ambiente, en Colombia se escuchan voces muy autorizadas en defensa de este último, pero muy pocas con un enfoque económico. En este sentido, son destacables un excelente estudio presentado en estos días por Fedesarrollo -en el cual se analizan la 'maldición de los recursos naturales', la 'enfermedad holandesa' y las alternativas para evitarla o mitigarla- y el pronunciamiento de dos oráculos de la ortodoxia económica, Rodrigo Botero y Domingo Cavallo, quienes afirman que "la actual coyuntura permitiría gravar una parte de las ganancias extraordinarias del sector minero-energético, y utilizar esos recursos para reducir los impuestos de sectores exportadores con un alto contenido de mano de obra y para eliminar los gravámenes a los salarios". Trato yo de integrar en estas líneas mi opinión bajo las perspectivas ambiental, económica y minera.
Lo primero es que la locomotora de la minería se está desbocando. Especialmente por la fiebre del oro con sus precios, fiebre que, de continuar, nos dejará empobrecidos, con menos tierras agrícolas, menos bosques y, en cambio, más desiertos, menos aguas y muy contaminadas. Y lo peor, con gran parte de la economía raquítica, carcomida por un progresivo debilitamiento de los sectores de bienes y servicios transables, empezando por los más intensivos en mano de obra, lo que va destruyendo el aparato productivo del país, y generando una grave e irresistible descomposición social. Eso hay que frenarlo.
La gran minería y la explotación de hidrocarburos
muestran importantes aportes al PIB cuyas cifras son bastante engañosas, de muy
bajo multiplicador, pues en gran parte corresponden a depreciaciones,
amortizaciones y remuneraciones al capital, que además se van si este es
extranjero. Al mismo tiempo, presionan fuerte revaluación del peso, primero por
la inversión de capital y luego por las exportaciones.
La pequeña y mediana minería y la artesanal agregan más valor si operan legalmente. Aunque sería tema de otro escrito, a estas se les debe apoyar y proteger. El tema del oro es más complicado. Casi todos los minerales y los hidrocarburos tienen usos y transformaciones ulteriores que agregan valor y generan empleo, que no es el caso del oro, cuya venta agiganta el torrente monetario, con muy poco efecto sobre el ingreso real.
Y más grave es la destrucción de bosques y fuentes de agua, cuando se trata de sacar oro aluvial arrasando bosques primarios, al igual que oro diseminado, para lo cual usualmente destapan, vuelan y muelen entre 100 y 200 toneladas de roca para sacar un kilo del metal y utilizan grandes cantidades de agua, cianuro y mercurio. Ese oro, obtenido a esos costos ambientales y sociales, no nos interesa: es miles de veces más costoso que todos los beneficios que se quieran pintar. Para esa forma de explotación, las licencias ambientales deberían ser drásticamente estrictas y restringidas. Y si pretendieran tocar bosques primarios, humedales, u otras áreas frágiles, ni para exploración se deberían otorgar. Colombia debería acoger la recomendación de Botero y Cavallo, sin temor a las críticas de la ortodoxia fundamentalista y poco realista.
📌 Resumen del texto
El autor advierte sobre
los riesgos de una explotación minera descontrolada en Colombia, especialmente
motivada por el alto precio del oro. Critica que esta fiebre minera puede traer
consecuencias negativas a nivel ambiental, social y económico, afectando
tierras agrícolas, bosques, fuentes hídricas y el aparato productivo del país.
Aunque reconoce que la
minería contribuye al PIB, sostiene que sus beneficios son engañosos, ya que
gran parte de las ganancias se van al extranjero y afectan negativamente otras
actividades económicas debido a la revaluación del peso. Plantea que la pequeña
y mediana minería, si es legal y bien manejada, puede ser más beneficiosa para
el país.
Denuncia especialmente la
minería del oro por su alto impacto ambiental y bajo valor agregado. Propone
imponer regulaciones más estrictas, eliminar prebendas fiscales y adoptar
propuestas de economistas como Botero y Cavallo para gravar las ganancias extraordinarias
del sector minero y redirigir esos recursos a sectores que generen empleo.
💬 Ideas principales
- La
fiebre del oro genera más pobreza ambiental, social y productiva que
riqueza real.
- La
minería tiene costos ambientales muy altos, especialmente en lo
relacionado con el agua y los bosques.
- La
minería aurífera aporta poco al ingreso real del país y daña sectores
productivos clave.
- Es
necesaria una política fiscal más justa que grave las ganancias
extraordinarias de las grandes empresas mineras.
- Las
licencias ambientales deben ser mucho más estrictas y negarse cuando se
trata de ecosistemas frágiles.
⚖️ Tesis central
El modelo de minería actual en Colombia,
especialmente el centrado en el oro, es insostenible y perjudicial para el país
en términos ambientales, sociales y económicos.
📚 Tipo de texto
- Género:
Argumentativo
- Modalidad
discursiva:
Ensayo de opinión
- Tono: Crítico,
reflexivo y técnico
🧠 Preguntas de
comprensión
- ¿Cuál es la
crítica principal que hace el autor a la fiebre del oro en Colombia?
- ¿Por qué
considera el autor que las cifras de aporte al PIB de la minería son
engañosas?
- ¿Qué
soluciones o propuestas plantea para mejorar la situación minera?
- ¿Qué papel
juegan el agua y los ecosistemas en el argumento del autor?
- ¿Cuál es la
diferencia que establece entre la gran minería y la pequeña minería?
🧠 Producción
textual
🎯 Instrucción:
✍️ Redacta un ensayo argumentativo en
tercera persona impersonal singular sobre el texto “El oro o el agua: ¿qué vale más?” El ensayo debe seguir la
estructura formal, utilizar lenguaje académico y contener argumentos
sustentados.
- Escribe en tercera persona
impersonal singular (evita “yo”, “tú”, “nosotros”).
- Usa un lenguaje formal y claro.
- No incluyas expresiones coloquiales
ni preguntas retóricas.
- Cuida la ortografía, puntuación y
coherencia.
- Dale un título llamativo y
relacionado con el tema.
📏 Extensión sugerida:
- Entre 500 y 1000 palabras.